Trabajando y Jugando

Lanean eta Jolasean.José Ramón Urtasun

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jueves, 20 de diciembre de 2007

TXAPELDUN

Publicado por Patxi Goñi

TXAPELDUN

La tradición puede convertir al hombre en un competidor vuelto de espaldas, en una criatura insensible. La costumbre de alardear con pesos inútiles hace que se olvide de lo esencial, le lleva a creerse poderoso por trasladar de un lugar a otro cualquier bloque sin contenido. En la alegría que sucede a la hazaña es posible descuidar los modales, no recordar que primero está la tarea y después el juego, perder de vista el origen de lo que más tarde se ha hecho contienda.

A la voz de prest el musculoso levanta las pesas que fueron cántaros de leche, las asas le hacen un surco más entre las líneas de la mano. Su cara permanece oculta en alguna parte, le abruma un poco la vergüenza de transportar moldes macizos.

A veces, practicando la disciplina de sus mayores, siente que está entregándose a un exceso innecesario, a una fiesta sin devoción. Le gustaría que dentro de la txinga hubiese por lo menos agua, un alimento urgente o un líquido que no pudiese esperar. Sabe que lo que cuenta son los kilos trasegados y, sin embargo, él preferiría que fuesen un tesoro atravesando una ruta difícil o un puñado de plata para un niño adorable.

En los ratos de descanso entre partidas, el atleta de brazos hinchados quiere buscar una explicación a todo esto. Piensa que si el juego tuvo alguna vez un principio, debe de llegarle también un final. Cree que algo que ha sido celebración puede volverse rutina, regresar a su condición antigua de trabajo. Él ha visto mujeres de piel oscura que soportan cargas de hombre, que ni siquiera se preocupan de anunciar lo que llevan. Cree que a ellas se les escaparía la risa contemplando el derroche de sus compañeros, si no fuese por que antes ya les ha salido un gesto de dolor.

En un paisaje que se ha secado del todo, en un fondo de cactus sin fruto, la vida es ahora un esfuerzo permanente, un devenir milagroso que no deja espacio para lo superfluo. Hay gente que ha venido del sur, seres tropicales que se juntan en lugares pequeños y que ya no van a marcharse. El levantador de txingas aprende a vivir con lo nuevo y, mirando por última vez hacia su público, renuncia para siempre a las ceremonias sin sentido.