En el valle del Baztán el padre necesita tiempo para rematar la herencia, podría conversar con el hijo eternamente. En las colinas que rodean la iglesia de Ciga hay escenas que tienen lugar cada primavera, que ocurren una y otra vez, que nadie desea de otro modo. Es ley foral que la casa y el campo pasen al primogénito como un chorro de sangre que recibe entero, como una idea que se preserva intacta. La tradición se repite en este promontorio de montes cerrados y, sin embargo, el que firma un testamento necesita años para aceptar que se muere.
Por cada sucesión hay un afortunado que se queda, un desahucio para los que se van, y una mujer asistiendo al acto con su vida despojada brutalmente de incertidumbres. En su manera de planchar se adivinan las ganas de no oír, de no saber de qué se habla, de no escuchar siempre lo mismo.
Ella vuelca la cabeza sobre la ropa y querría convertirse en agua tibia deslizándose, poder marcharse con el vapor.
Exposicion
ongi etorri
Apuntes sobre mi exposición de pintura titulada: "Trabajando y Jugando".
Con este título, trato de sintetizar el contenido de mi trabajo pictórico desarrollado durante los tres últimos años en una veintena de cuadros.
Trabajo, Juego, Trabajo, Juego, Trabajo… esta es la pauta, la constante que marca el ritmo de esta obra, en todos y en cada uno de los cuadros.
Trabajando se forjó nuestra cultura, nuestra forma de ser. El desafío, la fuerza y la destreza cruzadas permanentemente entre iguales, respetando en todo momento las condiciones de cada contrincante. Después del trabajo llegó el ocio, el tiempo libre, y con éste el juego como expresión de madurez social y cultural. Cultura nacida del "que hacer" diario, jugando a trabajar, exhibiendo con orgullo los logros alcanzados en su destreza laboral. Los avances constantes en el trabajo significaban para el individuo una mayor madurez como ser inteligente, como persona, como comunidad y en definitiva como miembro de un pueblo.
Con este título, trato de sintetizar el contenido de mi trabajo pictórico desarrollado durante los tres últimos años en una veintena de cuadros.
Trabajo, Juego, Trabajo, Juego, Trabajo… esta es la pauta, la constante que marca el ritmo de esta obra, en todos y en cada uno de los cuadros.
Trabajando se forjó nuestra cultura, nuestra forma de ser. El desafío, la fuerza y la destreza cruzadas permanentemente entre iguales, respetando en todo momento las condiciones de cada contrincante. Después del trabajo llegó el ocio, el tiempo libre, y con éste el juego como expresión de madurez social y cultural. Cultura nacida del "que hacer" diario, jugando a trabajar, exhibiendo con orgullo los logros alcanzados en su destreza laboral. Los avances constantes en el trabajo significaban para el individuo una mayor madurez como ser inteligente, como persona, como comunidad y en definitiva como miembro de un pueblo.
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